NECESIDAD DE MAGIA

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Estos días atrás he leído en la prensa que el Ateneo de Sevilla tiene de plazo hasta octubre para decidir si sale la cabalgata de Reyes Magos en enero, a causa de las medidas de seguridad por el COVID. Después de todas las ferias y fiestas suspendidas desde el inicio del estado de alarma, podemos pensar que ésta es una más y que es lo mejor para prevenir contagios y cuidarnos todos/as. Sin embargo, a mí se me encoge el corazón pues la fiesta de Reyes Magos es, en el año, de las más entrañables para miles de niños y niñas en nuestro país.

Cierro los ojos un momento para evocar cómo me sentía yo cuando era pequeña los días previos y el mismo día de la Cabalgata, pensando que venían los Reyes y que entrarían a casa a dejarme regalos. Todavía recuerdo la ilusión, los nervios y la alegría incontenible de aquellos días de Navidad. Sin embargo, aunque el tema de los juguetes o de si realmente me traerían lo que había pedido ocupaba gran parte de mis pensamientos, lo que de verdad me cautivaba era la MAGIA… La magia de que unas personas fueran durante una sola noche por todos los hogares del mundo dejando regalos a los niños. Era impresionante que algo así ocurriese. La vida se llenaba de color y fantasía y mi imaginación volaba muy, pero que muy alto.

Hay personas que piensan que a los niños hay que decirles la verdad y toda la verdad de la vida, con lógica y razonamiento; así no se llevarán decepciones, así no les mentimos. Sin embargo, como explica magistralmente el psicólogo y psiquiatra infantil Bruno Bettelheim: “Las explicaciones realistas son, a menudo, incomprensibles para los niños, ya que éstos carecen del pensamiento abstracto necesario para captar su sentido. Los adultos están convencidos de que, al dar respuestas científicamente correctas, clarifican las cosas para el niño. Sin embargo ocurre lo contrario: explicaciones semejantes confunden al pequeño, le hacen sentirse abrumado e intelectualmente derrotado”.

Este párrafo pertenece al capítulo “El niño tiene necesidad de magia” perteneciente al libro “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” del citado autor. Sí, no puedo estar más de acuerdo: Desde luego que el niño/a tiene necesidad de magia, y hoy más que nunca. Podemos transmitírsela si también nosotros, los adultos, conectamos con ella, pues existe una dimensión mágica de la vida, a la que todos/as podemos tener acceso a través del juego, el arte, la creatividad, la capacidad de imaginar, y la percepción sensorial.

Las niñas y niños tienen un acceso más inmediato y directo a esa dimensión, pues no están contaminados por las creencias, prejuicios y preocupaciones acerca del futuro, como nos ocurre a los adultos/as. En la etapa infantil los seres humanos utilizamos mucho más el hemisferio derecho del cerebro (relacionado con la imaginación, la fantasía, la creatividad y los procesos intuitivos) y en consecuencia vivimos más conectados con la magia. Esta conexión forma parte de los fenómenos que se producen en la zona intermedia de experimentación entre la zona interna y la externa de la psique humana. En dicha zona es donde se despliega el juego, la fantasía, y la capacidad de soñar y crear. En ella, los niños y niñas experimentan, y van llevando a cabo aproximaciones a la realidad, aprendiendo a tolerar la frustración y a adaptarse al mundo.

Volviendo al tema que nos ocupa, la fiesta de Reyes Magos no es significativa para los niños y niñas por el número o calidad de los regalos o juguetes que les “caen del cielo”. Este día es importante para ellos porque directamente está relacionado con la magia, con la ilusión y con la fantasía, nutrientes básicos para el desarrollo y la salud infantil.

Este año seguramente nos va a tocar explicar a las niñas/os por qué no tendremos cabalgata, por qué no podremos ir a recibir a los Reyes que vienen de Oriente como otros años. Invito a los adultos/as, a los maestros, educadores, padres y madres, a desplegar su capacidad inventiva para encontrar una explicación hermosa con final feliz, a través de algún cuento o historia. Invito a no transmitir miedo, sino amor, confianza y seguridad. Nuestros niños y niñas necesitan magia: ilusión y fantasía. Me atrevo a decir que los adultos/as también, pues solo con dosis de imaginación y creatividad, se pueden producir destellos de comprensión, y encontrar soluciones y caminos nuevos en las crisis. Este es el desafío que nos ocupa. Mucho ánimo a todas y todos.

REGRESO AL AULA EN TIEMPOS DE COVID

Niña en los pasillos de un colegio

Cómo trabajar con menores en el aula, sin contacto físico.

Niña en los pasillos de un colegio

Con el inicio del curso escolar, muchas madres, padres, educadores/as y personas que trabajamos con menores, nos estamos enfrentando este año a una realidad muy diferente a la que estábamos acostumbradas.

Hoy más que nunca necesitamos saber acompañar a nuestras niñas y niños en toda la amalgama de sentimientos y emociones encontradas que supone la vuelta a las aulas, en un escenario que nos enfrenta a todas/os a la incertidumbre, la inseguridad y el miedo al contagio.

Las nuevas normas que nos dictan las autoridades sanitarias acerca del uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia de seguridad, a veces pueden complicar mucho la tarea de maestros/as y educadores que además de cumplir con su función docente de transmisión de conocimientos, deben velar por la salud y seguridad de sus alumnos, transmitiéndoles una sensación de seguridad y confianza.

Es muy difícil centrarse en la tarea cuando estamos en el miedo, cuando nos sentimos tensas/os o agobiadas. Es realmente complicado transmitir serenidad a los niños cuando estamos nerviosas o vivimos el día a día con preocupación.

mujer desesperada

¿Cómo podemos afrontar esta nueva realidad que nos ha tocado vivir en el entorno escolar? Quizás hoy más que nunca se hace perentorio incorporar competencias emocionales y desarrollar nuestra inteligencia emocional en aras a la salud y al desarrollo integral de nuestras niñas y niños.

En tiempos de crisis y cambio sin duda nuestra capacidad de adaptación, flexibilidad  y  creatividad se ven puestas a prueba. A través de ellas podremos afrontar la nueva situación de una manera más constructiva, llegando a encontrar nuevos caminos y soluciones. Os ofrezco una serie de reflexiones o pautas que podemos tener en cuenta para afrontar el día a día con nuestras niñas y niños en este nuevo escenario:

1. Tomar conciencia de que todo pasa. Vivimos en un mundo cambiante, en un planeta que rota sobre sí mismo y alrededor del sol, continuamente en movimiento. Aunque ésta nos parezca una realidad alejada de nuestra vida cotidiana, lo cierto es que formamos parte de ella. Al igual que el planeta y todas sus formas de vida, los seres humanos somos cambiantes, perecederos y existimos en continua transformación (física, mental y emocional). Ser conscientes de ello nos puede ayudar a sobrellevar esta crisis, porque todo pasa, nada es para siempre, todo cambia y evoluciona. Esto es lo primero para poder vivir con más paz y serenidad, y en consecuencia poder transmitírsela a nuestros niños y niñas.

2. Las niñas y niños poseen muchos más recursos adaptativos que nosotros, los adultos/as. Una amiga me contó en cierta ocasión cómo fue el proceso de decirle a su hijo que tenía una nueva pareja y que en poco tiempo iría a vivir con ellos. Por la mente de esta mujer desfilaron todo tipo de miedos y dudas acerca de la reacción del niño (si estaría de acuerdo, si le caería en gracia la nueva pareja, cómo sería la convivencia…) Cuando llegó el día, su hijo le respondió que ya sabía que esa persona era un nuevo novio, y únicamente le preguntó si cabrían bien los tres en el pequeño piso donde vivían, y si seguiría teniendo una habitación para él solo.

3. ¿Transmitimos amor y confianza ó miedo? La anécdota que os he relatado también nos habla de cómo a veces proyectamos en nuestros niños y niñas, miedos e inseguridades que ellos en realidad no tienen. Vivimos actualmente una situación extraordinaria, con una pandemia mundial, que a todos nos toca y afecta de una manera u otra, enfrentándonos a miedos racionales e irracionales. Sin embargo estos miedos son sólo nuestros. Está en nuestra mano elegir si se los transmitimos a los niños/as. Una niña hace unos días salió en televisión diciendo que “la mascarilla era incómoda pero que era mejor eso que morirse” Me pregunto si es necesario transmitir a los niños tanto miedo (que REPITO: el miedo es nuestro, porque a la niña no parecía darle tanto miedo el hecho de morir. Para entender el significado de la muerte hacen falta más años…) Es nuestra responsabilidad asegurarnos que ellos viven tranquilos/as, en paz, sin miedo, porque nosotros, los adultos/as, estamos haciendo todo lo posible para solucionar las cosas.

4. Las niñas/niños sólo tienen que seguir siéndolo. Ser niño o ser niña significa poder jugar, reír, relacionarse con confianza y alegría, no tener que comprender todo lo que ocurre desde un punto de vista lógico o racional, y poder volar sobre las alas de la fantasía y la imaginación, a través de las historias, de los juegos y de la creatividad. Salvaguardar estos derechos de los niños/as es también protegerles, es también protegernos como sociedad.

5. Seguir siendo niños/as con seguridad. Llegados a este punto es lícito preguntarse cómo conjugar estos dos aspectos o necesidades: que el niño, la niña, sigan siendo niños y vivan sin miedo, con confianza, y la necesidad de que vivan protegidos en estos tiempos de pandemia. ¿Cómo conseguir por ejemplo que los niños y niñas cumplan las medidas de seguridad (distancia social, mascarillas) sin imponérselas desde el miedo? En estos días me ha llegado la demanda de una maestra de Educación Primaria acerca de la necesidad de contar con dinámicas o actividades en las que los niños y niñas no tengan que mantener contacto físico: ni contacto entre ellos ni con objetos que puedan tocar todos. Se me ocurren algunas ideas que iré desarrollando y compartiendo con vosotros/as. Ahora más que nunca impera la necesidad de poner toda nuestra capacidad creativa a trabajar para encontrar nuevas formas y caminos. Os lanzo algunas ideas, que espero os sirvan e inspiren en vuestra labor: 

  • Llevar a cabo actividades de exploración sensorial con otros sentidos distintos al tacto (vista, oído y olfato principalmente).
  • Utilizar juegos para crear historias o jugar con palabras.
  • Probar con dinámicas de expresión corporal y movimiento sin tocarse (juegos de repetición de gestos corporales en grupo)
  • Crear ritmos o sonidos en grupo, utilizando la voz o distintas partes del cuerpo.
  • Escuchar música y/o las canciones favoritas de cada niña/o y pintar de manera individual lo que sugiere a cada uno/a.
  • Entrenar a los niños y niñas en técnicas de visualización, silencio y meditación.
  • Proponer juegos de improvisación teatral y mímica sin tocarse.
  • Utilizar técnicas de risoterapia.
  • Crear un collage formado por dibujos individuales y dejarlo colgado en algún lugar en el aula a la vista de todos. El mensaje que transmitimos con dinámicas de este tipo es: Aunque no podamos tocarnos como antes, seguimos siendo un grupo.

Arte azul

Éstas son solo algunas ideas. Os animo a crear y poner a rodar toda vuestra capacidad inventiva. Más que nunca nuestros niños y niñas requieren de nosotros/as que contactemos con nuestros niños interiores, para recuperar la confianza, la alegría y la magia, para dejar de vivir con tanto miedo y vibrar más en el amor. Lo vamos a conseguir. ¡Ánimo a todas y todos!

Carmen Maestre. Educación emocional y Creatividad

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niña y niño

niña y niño

Vivimos tiempos de cambio. Ha llegado el momento de mirar a lo que de verdad importa. Nuestras niñas y niños merecen vivir en un mundo más amable, más conectado a la belleza, a la luz, a los sentimientos. Merecen que les enseñemos el valor de las emociones, la riqueza de ser emocionales, además de racionales. A través de nuestros sentidos podemos percibir el mundo no sólo a través de nuestras creencias, pensamientos y análisis de lo correcto o incorrecto, de lo útil o de lo innecesario. Podemos aprender a percibir la realidad poniendo atención en lo que sentimos. Las emociones nos abren todo un universo de posibilidades. Nos ayudan a relacionarnos con nosotras mismas y con los demás, si aprendemos a no juzgarlas, si aprendemos a observar y tomar un poco de distancia. Las emociones son valiosas y a la vez son pasajeras, transitorias, como todo en el mundo lo es. Aprender educación emocional es adquirir conocimiento de quiénes somos, adquirir destrezas para relacionarnos mejor con nosotras mismas y con los demás, para poder vivir una vida más plena, más feliz y más abundante.

La verdadera abundancia se mide en cuánta paz y serenidad sientes en tu día a día, cuánta belleza puedes percibir en lo que te rodea; cuánto amor tienes para dar y cuánto amor te permites recibir.

Para enseñar educación emocional a nuestras niñas y niños, primero tenemos que aprender los adultos/as. Quizás nunca nos enseñaron, o quizás solo un poco, o quizás nada de nada. En cualquier caso, si estás aquí, éste es el mejor momento para empezar a aprender o para continuar en el camino.

¡Bienvenida, bienvenido a EDUCARENEMOCION!

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