Vivimos tiempos de cambio. Ha llegado el momento de mirar a lo que de verdad importa. Nuestras niñas y niños merecen vivir en un mundo más amable, más conectado a la belleza, a la luz, a los sentimientos. Merecen que les enseñemos el valor de las emociones, la riqueza de ser emocionales, además de racionales. A través de nuestros sentidos podemos percibir el mundo no sólo a través de nuestras creencias, pensamientos y análisis de lo correcto o incorrecto, de lo útil o de lo innecesario. Podemos aprender a percibir la realidad poniendo atención en lo que sentimos. Las emociones nos abren todo un universo de posibilidades. Nos ayudan a relacionarnos con nosotras mismas y con los demás, si aprendemos a no juzgarlas, si aprendemos a observar y tomar un poco de distancia. Las emociones son valiosas y a la vez son pasajeras, transitorias, como todo en el mundo lo es. Aprender educación emocional es adquirir conocimiento de quiénes somos, adquirir destrezas para relacionarnos mejor con nosotras mismas y con los demás, para poder vivir una vida más plena, más feliz y más abundante.
La verdadera abundancia se mide en cuánta paz y serenidad sientes en tu día a día, cuánta belleza puedes percibir en lo que te rodea; cuánto amor tienes para dar y cuánto amor te permites recibir.
Para enseñar educación emocional a nuestras niñas y niños, primero tenemos que aprender los adultos/as. Quizás nunca nos enseñaron, o quizás solo un poco, o quizás nada de nada. En cualquier caso, si estás aquí, éste es el mejor momento para empezar a aprender o para continuar en el camino.
¡Bienvenida, bienvenido a EDUCARENEMOCION!