«Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino». (Capítulo VIII Don Quijote de la Mancha).
¿Por qué funciona la Arteterapia como terapia infantil?
Ser niño o niña hoy día a veces no debe ser nada fácil. En realidad con frecuencia llega a ser una tarea compleja y repleta de dificultades, no solo a nivel emocional, sino también mental y físico. Nuestros chicos y chicas se encuentran inmersos en un sistema competitivo, consumista, exigente, en el que la apariencia y la imagen se han convertido en los nuevos amos del mundo. La valía se mide en función al número de seguidores en redes; la excelencia en relación a la cantidad de conocimientos adquiridos en actividades extraescolares que eclipsan el tiempo libre disponible para el ocio, el disfrute, la vida en familia y también para poder no hacer nada. El aburrimiento parece haberse convertido en el peor acompañante.
Casos de acoso, separaciones familiares, absentismo, fracaso escolar, adicciones a las pantallas, estrés o ansiedad ante la saturación de actividades, son síntomas de fallos o fracturas en el sistema, que en ocasiones sin miramientos proyectamos en los niños, sobredimensionando las conductas en detrimento de las causas u origen de las dificultades.
El comportamiento del niño es sólo un síntoma, no es el origen del problema, ni el problema en sí. La dificultad real estriba en el tipo de modelo socio-educativo y familiar en el que nos encontramos inmersos, en el paradigma en el que queremos que nuestros hijos e hijas entren como si fuera un zapato estrecho que solo se acomoda al pie con calzador.
De esta manera sobredimensionamos los síntomas (los comportamientos) y vemos, como Don Quijote, gigantes en lugar de molinos de viento.
Las conductas son como las aspas del molino que levantan vientos. El problema es la locura y ceguera, la inconsciencia, de quien ve gigantes a quienes aniquilar a través de diagnósticos o etiquetas (“este niño es hiperactivo, el otro tiene déficit de atención, el de más allá trastorno negativista desafiante…”) o a través de medicación. Es, como se suele decir, "matar moscas a cañonazos" cuando con frecuencia la solución es mucho más sencilla.
Planteo la necesidad de un cambio de paradigma en el sistema educativo, social y sanitario, en el que la vuelta a lo natural y sencillo sea el mapa que nos conduzca al tesoro de una generación de niños y niñas sanos y no solo altamente eficientes y adaptados.
Para ello, la Arteterapia, como disciplina que combina la expresión artística con el acompañamiento emocional, es un recurso de primera mano cuando se trata de poder expresar conflictos emocionales con un lenguaje alternativo al verbal, poniendo en juego recursos creativos y lúdicos. La música, las artes plásticas, la escucha y creación de cuentos o las artes escénicas se convierten en las herramientas de una terapeuta que deja de poner el foco en la conducta o consecuencias de lo disfuncional y pone la mirada en el origen, en la esencia de ser niño/a, en las necesidades esenciales de la infancia y en la parte sana de la persona que viene a consulta (cualidades, dones, capacidades, sueños o deseos y aptitudes).
De esta forma se desarrolla la inteligencia emocional vinculada al hemisferio derecho del cerebro, y se consiguen, entre otros, los siguientes beneficios:
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- Se mejora la autoestima.
- Se minimizan los problemas de concentración.
- Se reduce la irritabilidad.
- Mejoran los síntomas de timidez ó vergüenza, y las dificultades en la expresión o comunicación.
Por ello, de manera natural y respetuosa (sin realizar diagnósticos ni poner etiquetas, sin tener que acudir a profesionales de la salud mental y sin tener que medicar al niño/a) se corrige la conducta, el/la menor se reequilibra y encuentra un sentido a su razón de ser.
Las sesiones de Arteterapia se desarrollan dentro de un encuadre de respeto, confidencialidad, libertad de expresión y creatividad. No se requiere ninguna aptitud artística por parte de la persona que acude a la consulta, pues el objetivo no es el aprendizaje de contenidos técnicos sobre las artes. La finalidad es terapéutica, y por ello se le brinda al niño/a un espacio y un tiempo sin exigencias, sin juicios, sin evaluaciones ni etiquetas, sin tener que rendir ni ser eficiente, sin tener que hacer algo concreto. En definitiva la Arteterapia funciona como terapia infantil porque al niño o a la niña se le permite Ser como tal.
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