REGRESO AL AULA EN TIEMPOS DE COVID

Niña en los pasillos de un colegio

Cómo trabajar con menores en el aula, sin contacto físico.

Niña en los pasillos de un colegio

Con el inicio del curso escolar, muchas madres, padres, educadores/as y personas que trabajamos con menores, nos estamos enfrentando este año a una realidad muy diferente a la que estábamos acostumbradas.

Hoy más que nunca necesitamos saber acompañar a nuestras niñas y niños en toda la amalgama de sentimientos y emociones encontradas que supone la vuelta a las aulas, en un escenario que nos enfrenta a todas/os a la incertidumbre, la inseguridad y el miedo al contagio.

Las nuevas normas que nos dictan las autoridades sanitarias acerca del uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia de seguridad, a veces pueden complicar mucho la tarea de maestros/as y educadores que además de cumplir con su función docente de transmisión de conocimientos, deben velar por la salud y seguridad de sus alumnos, transmitiéndoles una sensación de seguridad y confianza.

Es muy difícil centrarse en la tarea cuando estamos en el miedo, cuando nos sentimos tensas/os o agobiadas. Es realmente complicado transmitir serenidad a los niños cuando estamos nerviosas o vivimos el día a día con preocupación.

mujer desesperada

¿Cómo podemos afrontar esta nueva realidad que nos ha tocado vivir en el entorno escolar? Quizás hoy más que nunca se hace perentorio incorporar competencias emocionales y desarrollar nuestra inteligencia emocional en aras a la salud y al desarrollo integral de nuestras niñas y niños.

En tiempos de crisis y cambio sin duda nuestra capacidad de adaptación, flexibilidad  y  creatividad se ven puestas a prueba. A través de ellas podremos afrontar la nueva situación de una manera más constructiva, llegando a encontrar nuevos caminos y soluciones. Os ofrezco una serie de reflexiones o pautas que podemos tener en cuenta para afrontar el día a día con nuestras niñas y niños en este nuevo escenario:

1. Tomar conciencia de que todo pasa. Vivimos en un mundo cambiante, en un planeta que rota sobre sí mismo y alrededor del sol, continuamente en movimiento. Aunque ésta nos parezca una realidad alejada de nuestra vida cotidiana, lo cierto es que formamos parte de ella. Al igual que el planeta y todas sus formas de vida, los seres humanos somos cambiantes, perecederos y existimos en continua transformación (física, mental y emocional). Ser conscientes de ello nos puede ayudar a sobrellevar esta crisis, porque todo pasa, nada es para siempre, todo cambia y evoluciona. Esto es lo primero para poder vivir con más paz y serenidad, y en consecuencia poder transmitírsela a nuestros niños y niñas.

2. Las niñas y niños poseen muchos más recursos adaptativos que nosotros, los adultos/as. Una amiga me contó en cierta ocasión cómo fue el proceso de decirle a su hijo que tenía una nueva pareja y que en poco tiempo iría a vivir con ellos. Por la mente de esta mujer desfilaron todo tipo de miedos y dudas acerca de la reacción del niño (si estaría de acuerdo, si le caería en gracia la nueva pareja, cómo sería la convivencia…) Cuando llegó el día, su hijo le respondió que ya sabía que esa persona era un nuevo novio, y únicamente le preguntó si cabrían bien los tres en el pequeño piso donde vivían, y si seguiría teniendo una habitación para él solo.

3. ¿Transmitimos amor y confianza ó miedo? La anécdota que os he relatado también nos habla de cómo a veces proyectamos en nuestros niños y niñas, miedos e inseguridades que ellos en realidad no tienen. Vivimos actualmente una situación extraordinaria, con una pandemia mundial, que a todos nos toca y afecta de una manera u otra, enfrentándonos a miedos racionales e irracionales. Sin embargo estos miedos son sólo nuestros. Está en nuestra mano elegir si se los transmitimos a los niños/as. Una niña hace unos días salió en televisión diciendo que “la mascarilla era incómoda pero que era mejor eso que morirse” Me pregunto si es necesario transmitir a los niños tanto miedo (que REPITO: el miedo es nuestro, porque a la niña no parecía darle tanto miedo el hecho de morir. Para entender el significado de la muerte hacen falta más años…) Es nuestra responsabilidad asegurarnos que ellos viven tranquilos/as, en paz, sin miedo, porque nosotros, los adultos/as, estamos haciendo todo lo posible para solucionar las cosas.

4. Las niñas/niños sólo tienen que seguir siéndolo. Ser niño o ser niña significa poder jugar, reír, relacionarse con confianza y alegría, no tener que comprender todo lo que ocurre desde un punto de vista lógico o racional, y poder volar sobre las alas de la fantasía y la imaginación, a través de las historias, de los juegos y de la creatividad. Salvaguardar estos derechos de los niños/as es también protegerles, es también protegernos como sociedad.

5. Seguir siendo niños/as con seguridad. Llegados a este punto es lícito preguntarse cómo conjugar estos dos aspectos o necesidades: que el niño, la niña, sigan siendo niños y vivan sin miedo, con confianza, y la necesidad de que vivan protegidos en estos tiempos de pandemia. ¿Cómo conseguir por ejemplo que los niños y niñas cumplan las medidas de seguridad (distancia social, mascarillas) sin imponérselas desde el miedo? En estos días me ha llegado la demanda de una maestra de Educación Primaria acerca de la necesidad de contar con dinámicas o actividades en las que los niños y niñas no tengan que mantener contacto físico: ni contacto entre ellos ni con objetos que puedan tocar todos. Se me ocurren algunas ideas que iré desarrollando y compartiendo con vosotros/as. Ahora más que nunca impera la necesidad de poner toda nuestra capacidad creativa a trabajar para encontrar nuevas formas y caminos. Os lanzo algunas ideas, que espero os sirvan e inspiren en vuestra labor: 

  • Llevar a cabo actividades de exploración sensorial con otros sentidos distintos al tacto (vista, oído y olfato principalmente).
  • Utilizar juegos para crear historias o jugar con palabras.
  • Probar con dinámicas de expresión corporal y movimiento sin tocarse (juegos de repetición de gestos corporales en grupo)
  • Crear ritmos o sonidos en grupo, utilizando la voz o distintas partes del cuerpo.
  • Escuchar música y/o las canciones favoritas de cada niña/o y pintar de manera individual lo que sugiere a cada uno/a.
  • Entrenar a los niños y niñas en técnicas de visualización, silencio y meditación.
  • Proponer juegos de improvisación teatral y mímica sin tocarse.
  • Utilizar técnicas de risoterapia.
  • Crear un collage formado por dibujos individuales y dejarlo colgado en algún lugar en el aula a la vista de todos. El mensaje que transmitimos con dinámicas de este tipo es: Aunque no podamos tocarnos como antes, seguimos siendo un grupo.

Arte azul

Éstas son solo algunas ideas. Os animo a crear y poner a rodar toda vuestra capacidad inventiva. Más que nunca nuestros niños y niñas requieren de nosotros/as que contactemos con nuestros niños interiores, para recuperar la confianza, la alegría y la magia, para dejar de vivir con tanto miedo y vibrar más en el amor. Lo vamos a conseguir. ¡Ánimo a todas y todos!

Carmen Maestre. Educación emocional y Creatividad

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